EN LA INMENSIDAD DE TUS RECUERDOS
¿Estamos realmente solos cuando habitamos una casa abandonada a la orilla de una playa virgen?
Me hubiera gustado responder:¡sí, lo estoy, estoy sola! pero no, no lo es; tus recuerdos se han mudado conmigo, he cambiado de residencia ya muchas veces y decidí quedarme aquí y rendirme ante su constante búsqueda de mi, aunque debo admitir que hubiera preferido que fueras tú, tal vez lo hiciste, no lo sé. Desde que he descubierto mi exilio no sé nada de ti, tal vez llamaste y nadie respondió, pero mi buzón está vacío, así que he preferido creer que no fue así, creo en la certeza de que ya eres feliz y me alegra saberlo, de verdad, aceptarlo, claro que fue la parte más difícil, pero quién sabe, quizá algún día lo logre, lo haré...bueno, te contaba. Ayer tus recuerdos y yo hemos dado una vuelta, mientras él jugaba con la espuma del mar yo disfrutaba su compañía, fue la primera vez que lo hacía, que hablaba con él, la mayoría de las veces la sal salía de mis ojos, mientras observamos la inmensidad del océano él respondía unas preguntas y ahí descubrí que tus recuerdos eran buena compañía, me contó secretos tuyos (que ya sabía pero había olvidado), también le he contado algunos míos, como que los arreboles son mi fenómeno favorito, le alegró saber que pienso en ti cuando los veo, le he contado todos mis miedos, a lo que respondió como era de esperar con un recuerdo tuyo y en un instante, precisamente en el último destello de luz antes de verlo marchar supe lo que tenía que hacer.
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